miércoles, 9 de diciembre de 2015

LA PRINCESA ENAMORADA



Había una vez una princesa y un príncipe, que estaban muy enamorados, de hecho, estaban prometidos y ya habían fijado la fecha de su boda pero debían separarse durante un tiempo, ya que él tenía que viajar al otro extremo del reino para solucionar algunos asuntos de vital importancia. Con el fin de hacer la espera de su amada menos dolorosa, el príncipe prometió enviarle una carta cada mañana.

El caballero, que estaba locamente enamorado de la princesa, se sentía muy desdichado de no poder estar con su amada. Así que pensó:

- No dejaré que me olvide. Le escribiré todos los días. Aunque mis cartas no sirvan para otra cosa, me querrá por mi fidelidad.

Todos los días, dondequiera que estuviese, le escribía sin falta y cuando regresó, al cabo de mucho tiempo, se enteró que aproximadamente a las doscientas cartas... ¡La princesa se había casado con el cartero!

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El roce hace el cariño. Este conocido refrán español nos debería recordar que, si tenemos mucho contacto, si por el uso o la costumbre llegamos a conocer mucho algo o a alguien... le cogemos estima. También hay que tener muy claro que el amor es confianza. Necesitar periódicamente el contacto con nuestra pareja, en situaciones de distancia por necesidad, refleja miedos e inseguridad hacia la otra persona y no es más que una forma de control de la misma. Con la simple confianza, en ella y en ti mismo o misma, debería ser suficiente.


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